Los dones y perdiciones del espíritu
Gálatas 5: 19 Ahora bien, las obras de la carne son evidentes, las cuales son: inmoralidad, impureza, sensualidad, 20 idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, enojos, rivalidades, disensiones, sectarismos, 21 envidias, borracheras, orgías y cosas semejantes, contra las cuales os advierto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
Reflexionemos juntos en lo que nos dice estos pasajes de gálatas, quizás muchas veces nuestros instintos humanos nos llevan a pasar por algunas de estas situaciones y nosotros las ignoramos, pero prestemos atención, estos son los deseos de la carne, los que nos alejan de la gracia a de Dios. Es de comprender también que como humanos que somos es difícil no caer ante estas tentaciones, por lo tanto, Jehová perdona al pecador que luego de arrepentirse de estas cosas, pide perdón, pero hay que tener cuidado con algo en particular: La Hechicería.
Cuántos de nosotros sabemos que existen esos hermanos sanadores, curadores, espiritistas, que invocan a vaya uno a saber cuáles santos, y en otros casos a los espíritus de vaya uno saber quién, que al fin de cuentas no son más que instrumentos para invocar a los demonios, (malos espíritus) y hasta estos mismos invocadores ignoran con que fuerzas tratan, y la desesperación en nuestros peores momentos nos llevan a andar errados en la hora de necesidad, mas yo los invito a prestar atención, a abrir los ojos del alma y decirle NO a los deseos de la carne, NO a la hechicería, no a adorar a toda divinidad que no sea nuestro amado jehova.
Con respecto a los demás deseos de la carne, tan inmundos como todo lo que proviene del maligno, nosotros podemos pelear contra las tentaciones, y recordemos que, la tentación no es pecado, y para concluir lo que nos dice el apóstol pablo en gálatas veamos Gálatas 5: 22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad,23 mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley. 24 Pues los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.
Vivamos hermanos para cultivar y fructificar los dones del espíritu aquí mencionados, ya que nosotros como hijos de Dios y coherederos con Cristo, debemos ser el primer ejemplo con nuestras propias vidas de lo que es bueno, y tener autoridad para recriminar, señalar, mostrar y corregir, lo que no lo es.
Sigamos hermanos en oración para que nuestro padre celestial Jehová nos guie, nos cuide y nos haga fieles servidores en pensamiento, en palabra, en actos y en verdad, que la gracia de Dios viva y reine en todos ustedes mis hermanos, en el nombre de Jesús, amen.